La oxigenoterapia es el tratamiento que aumenta la concentración de oxígeno en el aire que respira el paciente, con el objetivo de prevenir o disminuir la hipoxia. Hay dos factores a tener en cuenta si queremos comprobar la oxigenación de un paciente, la gasometría arterial y la saturación de oxígeno. La gasometría arterial hace referencia a la medida de las presiones de los gases en sangre arterial, se realiza mediante una punción arterial, siendo la presión normal de oxígeno entre 80 y 100 mmHg. Por otra parte, en la saturación se mide el porcentaje de hemoglobina saturada con oxígeno, lo que es muy importante para determinar cuánto O2 que llega a los tejidos. Se mide con un aparato llamado pulsioxímetro, y lo normal en adultos debería rondar entre 95 y 100%.
Si un paciente presenta valores anormales en alguno de estos factores, se debe administrar oxígeno para equilibrar los niveles. Para ello existen distintos dispositivos según el objetivo, entre los que encontramos principalmente las gafas nasales y las mascarillas.
La cánula o gafas nasales se emplean para concentraciones bajas de oxígeno, entre 24% - 40%. Antes de administrarse se debe humidificar con recipiente llamado aquapak, que va conectado a la vía de suministración, y el flujo debe circular entre los 2 y 6 litros por minuto. Es cómoda, permite hablar y comer, se desaloja fácilmente, y requiere no más cuidados que limpiar las fosas nasales. Puede irritar la piel de la zona, por lo que se debe lubricar con una pomada para evitar complicaciones.
Por otro lado, la mascarilla simple nos permite trabajar con concentraciones más altas, de 40% - 60%, y un flujo de 5 a 8 litros por minuto. También requiere de aquapak, es un poco más desagradable que las gafas, y a diferencia de estas no permite hablar ni comer.
También existen mascarillas con bolsa, las cuales soportan concentraciones de hasta el 90%, con flujos variables que oscilan entre los 5 y 12 litros por minuto. Como enfermeros, debemos evitar que la bolsa de reservorio se deshinche por completo durante la inspiración.
La mascarilla Venturi se utiliza cuando queremos obtener una concentración fija de oxígeno, independientemente del patrón respiratorio del paciente. Trabaja con concentraciones de entre 24% - 50%, y flujos de 3 a 8 litros por minuto. Tienen una rueda que sirve para regular un flujo exacto, y es importante que no suministremos concentraciones distintas a la prescrita.
Para finalizar hablaremos de las nebulizaciones, es decir, la administración de medicamentos como líquidos pulverizados por vía inhalatoria. Para realizarlas es necesaria una mascarilla especial, la cual se conecta directamente a la fuente de oxígeno sin aquapak con un flujo de 6 a 8 litros por minuto. Es conveniente informar al paciente de que este medio puede producir náuseas y ser un poco irritante, por lo que una vez haya terminado se debe mantener la cara limpia y seca.
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